Cuando llegamos, en el poblado sólo estaban los autóctonos del lugar, vaqueros, caballos y chicas del can-can que nos saludaron a nuestro paso.
Nos dirigimos rápidamente al anfiteatro, donde bien acomodados, repusimos fuerzas y pudimos disfrutar del espectáculo de los papagayos.
Después fuimos a realizar las visitas correspondientes, hubo quienes asistieron al espectáculo del oeste y otros que decidieron visitar con más detenimiento los animales y el reptilario. Todo esto sin parar de beber agua y echarnos crema protectora.
El animal que pudimos ver mejor fue, sin duda la jirafa, que se acercó a saludarnos hasta bien cerquita.
Pero no todo el recorrido lo hicimos andando, también hubo tiempo para subirnos en el trenecito y pasearnos.
Aunque a la vuelta nadie podía evitar el paseo bajo el sol
Después de tanto movimiento nos acomodamos en el merendero donde disfrutamos de un ratito de sombra y un exquisito pic-nic.
Ya con las pilas cargadas, seguimos jugando en el parque.
En la actividad de la Trubu Yuca, aprendimos a respetar el medio ambiente para convertirnos en verdaderos indios.
Y con todo el trabajo ya hecho, nos pusimos de nuevo nuestras mochilas para emprender el camino de vuelta.
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